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jueves, 27 de octubre de 2011

Lo cotidiano.

Este pequeño ha tardado meses en resucitar,  el pobrecito es más bien lento :)


Los días cruzaban el camino de su vida aburridos, insulsos, sin sentido. Solía saludarles con un movimiento de cabeza pero en seguida apartaba la vista y se ocupaba de otra cosa.  Evitaba la conversación con ellos a toda costa ¿Para qué? Siempre la misma mierda de color distinto.

No distinguía entre ayer y mañana, todo eran una sucesión de horas que repetían la misma historia vacía: despertarse, desayunar, estudiar, comer, otra vez estudiar, dormir... En ninguna de esas tareas aparecía la palabra "vivir". Era incompleto, sin sentido. Parecía programado para satisfacer continuamente las necesidades artificiales de la sociedad y alimentar las expectativas de los que le rodeaban. Una existencia diseñada para encontrar la felicidad en la aceptación de los otros, hacer "lo normal", "lo que se espera", "lo correcto"...A veces despertaba gritando ¡¿Lo correcto a ojos de quién?!

Entonces se daba cuenta de que la respuesta no estaba en ese patrón social, sino en sí mismo. Somos egoístas en todo menos en lo esencial, ahí sufrimos una preocupante carencia de amor propio.

Es por eso que tanto él como gran parte de la sociedad había caído en ese círculo vicioso dedicado a insuflar inseguridad y aprovecharse de ello inyectando su veneno en forma de consumismo (como forma artificial de llenar ese vacío emocional) y materialismo, el "tanto tienes tanto vales". Un mercado que comercializa con las emociones y las devalúa, provocando que pierdas tu norte y te "pone los pies en la tierra" alegando que lo que quieres, lo que te haría feliz, no es útil. No da dinero ergo no es práctico ¿De qué les sirves, pues?

Estos instantes de reflexión duraban poco, enseguida aparecía ese remordimiento (que no conciencia, ella solo se preocupa por tu ego y no repara en el exterior) susurrando que esas cábalas eran una pérdida de tiempo y que había que"bajar los pies a la tierra" y no perder el tiempo en transcendentalismos. Entonces la rueda se activaba, los días volvían a imitarse. Otra vez, nada nuevo bajo el sol.

"Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente sobrevive, eso es todo". Oscar Wilde