Todos conocemos la historia: una
niña con coletas llamada Dorothy aterriza (junto con su casa y su perrito) en
el curioso mundo de Oz. Cuando te ocurren cosas como haber sido secuestrada por
un tornado, lo primero que piensas es en volver a casa o, en su defecto, volver
tú y tu casa al lugar civilizado de donde procedéis. Lo cierto es que el mundo
de Oz es un sitio curioso con caminos de baldosas amarillas, ciudades
esmeraldas, un mago algo troll y unas cuantas brujillas de tres al cuarto
sueltas por ahí.
Lo curioso es que durante el
camino a la Ciudad Esmeralda, donde vive el susodicho mago. Dorothy se
encuentra con tres grandes personajes: un espantapájaros, un león y un hombre
de hojalata. Aquí reside el kit de la cuestión, el motivo de este blog. El
primero quiere un cerero, el segundo valentía y el tercero, un corazón. A mi
estos tres me parecen diferentes ejemplos de las actitudes que tomamos ante la
vida
¿Qué preferimos? ¿Una vida totalmente
controlada por el imperio de la razón? El dominar la situación en todo momento,
saber dónde están los límites y nunca sobrepasarlos? ¿La eterna inteligencia?
¿Creer solo en lo empírico, lo que ves, sin creer que n hay nada más allá que
lo que tu cerebro concibe?
Quizá valentía…Sí. Librarse del
miedo, que no es más que una sombra algo puñetera que no cesa de susurrarte al
oído “No puedes hacerlo, no puedes hacerlo, no puedes hacerlo”. El miedo, la
cuna de nuestras inseguridades. No viene de fuera, de nosotros depende nuestro
grado de sometimiento. Si el mago de Oz le insufla valentía, el león podrá ser
quien es sin opresiones externas…Ser libre…La libertad es la ausencia de miedo.
¿Qué me decís del hombre de
hojalata y su corazón? Ese músculo capaz de llevarte desde lo más alto a la más
cruel caída. Los sentimientos, esa energía sobrenatural que si se motiva, es capaz de conducirte a la locura ¿De veras ese montón de hojalata quería eso?
¿De veras quería saber lo que es el sufrimiento, la alegría, la ira…? ¿En
serio, quería amar?
Aquí se definen tres tipos de
personas: los controladores, los que no tienen pelos en la lengua y los
emotivos enamoradizos. Estos tres factores son combinables entre sí. Ha decir
verdad, los pensamientos que generan el miedo vienen de arriba y valentía
combinada con sentimientos dan lugar a un considerable Carpe Diem. Por otro lado
la razón, por mucho que quiera, no es capaz de eclipsar a los sentimientos. De
hecho, muchas veces los alimenta.
No sé si son horas para andar
escribiendo pero llevo dándole vueltas a esta idea todo el día y quería dejar
constancia de ella. Hacer una nueva interpretación del cuento. Una idea: coged
a un grupo de niños de hasta 10 años y plantearles la pregunta ¿Cerebro,
valentía o corazón? Os sorprenderían los argumentos que fundan sus elecciones.
¿Y vosotros, qué le pediríais al
Mago de Oz?